Personaje de la semana
Datos Biográficos de Lorgio Núñez
Además de las instrucciones obtenidas en “
Egresado de
Ha realizado decenas de cursos y talleres sobre diversas áreas del saber tanto en el país como en el exterior.
Desde su incursión en la pintura ha participado en diversas exposiciones. Dentro de ellas señalamos las siguientes:
1984: “Homenaje a las madres”, gobernación provincial de Cotuí.
1985: “Luces y Sombras”, local de “
1992: “Dos en una sombra”, Teatro del Arte, San Francisco de Macorís.
1998: “Entre amigos”, Instituto de Cooperación Franco-Caribeño, Guadalupe, Francia.
2005: “Más que remedio es la poesía”, centro CURNE de
2006: “Homenaje a Mélida García”, Escuela de Bellas Artes de Cotuí.
Ha ilustrado múltiples libros y revistas como son:
Ø “El Innombrable”, de Mélida García (primera edición)
Ø “Los cantos del Hierofante”, de Julio Cuevas
Ø “Estación de Luz”, de Eloy Alberto Tejera
Ø Las Fiestas Patronales de
Ø Revista Tambor (varios números)
Ø Los libros “Desarraigo” y “Sindicato sexual”, de su autoría.
De Lorgio Núñez, escritor y poeta, tenemos para decir que ha sido galardonado en certámenes literarios en diferentes géneros:
Ø Capítulo Jaycees y Museo Nacional de Historia y Geografía (Concurso de Homenaje a
Ø Concurso de Poesía Casa de Teatro, 1984, con el libro Complemento Menticarnal.
Ø Concurso Internacional de Poesía Mairena (Puerto Rico) 1989, con el libro Crecimiento de Linterna.
Ø Concurso de Cuentos Casa de Teatro, 1991, con el cuento Descalabro de una Inocencia.
Ø Concurso de cuentos Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1991, con el cuento Venganza.
Lorgio Núñez ha recibido diferentes reconocimientos:
Ø Huésped distinguido de San Francisco de Macorís, provincia Duarte, mediante resolución del Ayuntamiento de esa ciudad.
Ø Placa de honor de Barceló y CIA por su labor literaria y pictórica.
Ø Dedicatoria de la 2da. Feria del Libro Sánchez Ramírez, realizada en el 2003.
Ø Certificado de reconocimiento del Instituto Tecnológico del Cibao Oriental (ITECO), 1992.
Ø Placa de reconocimiento por haber obtenido el índice académico más alto en el grado de licenciatura.
Ha publicado las obras “Desarraigo”, “Sindicato Sexual”, “Descalabro de una Inocencia”, entre otras. Además, trabajos suyos han sido publicados en:
- Pliego De Murmurios (España). Varios números.
- Periódico El Sol: Varios números.
- Revista Arte Nuevo: Varios números.
- Revista Literaria Tambor: Varios números.
- Antología de Poesía Casa de Teatro, 1984.
- Periódico El Público de Cotuí
- Boletín
Fue miembro del consejo directivo de la revista Tambor y encargado de la sección de plástica de esta.
UNA PICTÒRICA DE LAS ESFERAS COMO EXPRESIÒN DE LOS PROCESOS NATURALES.
(Antonio Manuel Brito Ovalle)
Lorgio Núñez es un pintor poco conocido en el medio artístico dominicano; sin embargo, acusa su pictórica elementos innovadores, en los cuales laten los ritmos musicales primitivos y el concepto de la maternidad.
La apuesta del sentido no requiere de títulos: cada cuadro lleva explícito en su ser, un mundo de oquedades, esferas colores sepias, portadores del carácter crepuscular subconsciente que ese mundo irradia, como expresión de lo irracional.
Ese cosmos crepuscular subconsciente asume el rol de criatura. Es un sujeto, al cual se integran los elementos de la composición, en un ordenamiento que evoca:
a) La doctrina pitagórica de la “música de las esferas”.
b) La tesis de Chernishevsky respecto a la belleza identificada como la vida.
“Todo es música, vibración”, parece decirnos Lorgio Núñez a través del sujeto-organizador de su trama pictórica, en una apuesta que nos suspende entre dos mundos: aquel, escurridizo, no diferenciado, penumbroso y vago que tanto preocupó al triángulo de la psicología profunda (Freud, Jung, Adler), y éste, conceptual, artificial y aparentemente preciso, que motivó a Descartes a decir “Cogito, ergo sum”.
El color es el puente entre estos dos mundos, él nos conduce al origen misterioso de la vida a través de esas oquedades, esferas y ordenamientos triádicos: negro, rojo y azul, atenuados en oportunidades por el blanco, a la vez reservorio de la luz tenue que ilumina aquel mundo cavernario y aparentemente primitivo.
La vida es el tema obligado de la serie de cuadros que nos mostró en la casa de Cayo Claudio Espinal una madrugada prima. La vida en sus dos expresiones: el movimiento (continua presencia de líneas parabólicas y circulares, así como las figuras redondas) y la maternidad, que encontramos en dos especies de representación:
1. La figura redonda, denotación de la preñez, el estado de gestación materna, origen y sostén de la vida.
2. La trilogía esférica como expresión de la síntesis unificada del acto sexual.
Pero la figura redonda también nos remite al concepto de movimiento, ya que todo cuerpo que describe una trayectoria y se mueve en un sentido influido por la fuerza gravitacional adopta la forma redonda. Por tal razón advertimos la presencia de una concepción cosmogónica aplicada a este arte. Pero tales denotaciones no se dan en una tesitura unidimensional: son testimonios de una relación de polaridades antitéticas. Veamos:
Unificación de lo universal con lo individual, lo finito con lo infinito, lo universal con lo particular, lo (in)diferenciado… Situándonos en el marco de una práctica meditativa regular y habituada de parte del sujeto-creador. La unidad de la maternidad individual con la maternidad cósmica, natural y espontánea. Planimetría y volumetría son elementos idénticos refundidos en una sola cosa, en una condición, lo diverso, que alcanza el status de sujeto en su universo pictórico.
Así se mantiene la estrategia del sujeto-organizador de ese universo en una serie de cinco miniaturas que llevan por título “Crecimiento de linternas”, en las cuales el azul intenso funciona como sombra y fondo. Sobre esa superficie, formas que evocan instancias vivientes primitivas se hacen patentes con el reflejo de la luz en el color blanco. Aquí la pictórica se fundamenta en una bicromía tenue y sencilla que nos conduce a pensar en un hidromundo semejante a los mares prenatales.
La argumentación de estos cuadros, cuya política se va definiendo en la sucesión de las imágenes, tiene como base el movimiento mismo: la pictórica lorgiana parece definirse entonces como FABULACIÒN DEL MOVIMIENTO. El problema de la contradicción entre la idea y la forma se resuelve en esa fabulación, en la cual cada esfera, triada u oquedad es un episodio de la historia, un momento de ese movimiento, cuya síntesis sistémica es la vida.
Lo psicológico parece ser la pauta: ese mundo de oquedades, esferas y colores sepias se enmarca en una individuación más compenetrada con los procesos naturales que con los sociales. Fabulación que revela la profunda soledad que ha envuelto al creador, hombre de meditaciones, que ha alcanzado cierto grado de dominio místico y de comprensión cósmica.
Si algo de socio-estética se busca en la pictórica de Lorgio Núñez, se encontrará en la soledad misma, donde su espíritu toma vuelo, no mas allá… El escenario de sus imágenes no es el mundo físico, sino esos mares crepusculares que K. G. Jung llamó “inconsciente”, en cuyas olas flota como isla la razón. De aquí la composición artística sencilla. El colorido, uno de sus puntos fuertes, no se matiza con amalgamas que compliquen la mente. Su poder de penetración es casi imperceptible, pero efectivo. Basta mirar esas formas y fuerzas subconscientes comienzan a trabajarnos tal cual ocurre con el “Ulises” de James Joyce. Los colores, las luces, las sombras… se trabajan en un marco elemental que evoca los procesos primigenios de formación de la especie: tal cual fue en el primer episodio del drama de la vida hace 2500 millones de años en los mares primitivos.
Aún Lorgio Núñez es un pintor joven. No sabemos qué cauces pueda tomar su línea estética, pero en lo que hasta ahora él ha hecho, podemos señalar los siguientes aportes:
1) Representación plástica de una fabulación del movimiento, en la cual el sentido resulta del ayuntamiento de la imagen pictórica (su lenguaje) con la evolución de formas indefinidas que se van transformando (su historia).
2) Expresión simbólica de la fuerza vital en la dualidad movimiento-maternidad, individuada en un ente polifacético que se transforma, el sujeto pictórico.
3) Expresión, en el mundo de la forma, de procesos abstractos sólo perceptibles en el mundo de la fabulación mística.
4) Nueva visión del lugar de la perspectiva concebido como unidad de la planimetría, visible en colores, luces, sombras y figuras, y una volumetría sugerida, cuya organización no está dada en los cuadros… pero que es inducida psicológicamente en el sujeto-espectador.
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